Carmen Rosa, la lideresa rural que luchó por un sueño colectivo: tierra para los campesinos de La Esperanza

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  • “Inscribimos la Asociación y dijimos: tarde o temprano tendremos nuestra tierra”, relata con satisfacción Carmen Rosa Duarte Hernández, representante legal de la Asociación de Campesinos Agricultores Emprendedores de La Esperanza (ASCALAES).

     

  • La Agencia Nacional de Tierras realizó la entrega de 498 hectáreas, en la vereda El Rumbón de La Esperanza, a 47 familias de dos asociaciones campesinas.

 

Cúcuta, Norte de Santander. 12 de julio de 2025. @AgenciaTierras.

Carmen Rosa Duarte Hernández es una mujer santandereana de pura cepa, de esas que van siempre hacia adelante y no dan un paso atrás. Aunque nació en Carcasí (Santander), fue criada en la vereda Bajo Vijagual del municipio de La Esperanza (Norte de Santander), donde sus padres le inculcaron el amor por el campo.

A los 22 años migró a Bogotá, donde conformó su familia, en la que hoy es madre de cuatro hijos y abuela de ocho nietos. En 2004 regresó a La Esperanza, se dedicó a trabajar en el campo y, desde ese momento, relata, “me vieron cara de líder y me invitaron a ser parte de la Junta de Acción Comunal de la vereda”.

 

Servir siempre ha sido su vocación. Su proceso como lideresa continuó en la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC) donde gestó el sueño de ver a los labriegos con su tierra propia: “La mayoría de las personas que conocía, debía cultivar en parcelas en arriendo, así que me propuse crear una colectividad y materializar este anhelo del corazón”.

 

 

Hace tres años conformó la Asociación de Campesinos Agricultores Emprendedores de La Esperanza (ASCALAES), junto con 26 familias de las veredas Palmichal, Vijagual Bajo, Pedregosa, La Esperanza y Villa María. 

 

Carmen Rosa y los demás asociados vieron el impulso del Gobierno del presidente Gustavo Petro a la Reforma Agraria y no dudaron en inscribir su asociación en la Agencia Nacional de Tierras ─ANT─: “En gobiernos anteriores, en vez de ayudar al campesino a entregarle un pedazo de tierra, más bien al que le podían quitar se la quitaban, y entonces era más complicado. Pero ante el cambio, inscribimos la Asociación y dijimos: tarde o temprano tendrá que salir nuestra solicitud”.

 

La espera dio sus frutos

El pasado mes de abril, la ANT entregó cinco predios a asociaciones campesinas en la vereda El Rumbón, municipio de La Esperanza, Norte de Santander. Son 498 hectáreas para sembrar el futuro de estas familias campesinas que han trabajado el campo por décadas, y hoy cuentan con su tierra propia.

Los predios El Regalo, El Pajuil, La Esmeralda, Puerto Nuevo y San Isidro fueron adjudicados a dos asociaciones campesinas: la Asociación de Productores Agropecuarios y Agrícolas del Corregimiento de Puerto Carreño (ASOPRODAGEOPC), de San Alberto, Cesar, y a ASCALAES, del municipio de La Esperanza, en el sur de Norte de Santander.

En La Esperanza, la economía gira en torno a la producción agrícola, en la que se destacan cultivos como el café, cacao, plátano, yuca y maíz, y frutales como el aguacate y la guanábana. Este municipio con profundas raíces campesinas, también cuenta con zonas de vocación ganadera y una población resiliente, que ha enfrentado los impactos del conflicto armado con dignidad y organización comunitaria.

 

 

“La entrega representa un avance en el compromiso del Gobierno nacional por brindar soluciones integrales a las comunidades rurales, fortaleciendo el tejido social y económico del territorio. En total, 47 familias campesinas se beneficiarán directamente de esta adjudicación, que permitirá el impulso de proyectos productivos sostenibles y el arraigo en sus territorios”, afirmó Javier Santiago Velásquez, coordinador de la Unidad de Gestión Territorial Norte de Santander, de la Agencia Nacional de Tierras.

 

Doña Carmen y todos los integrantes de ASCALAES trabajan para desarrollar su proyecto productivo en colectivo, y seguir impulsando sus cultivos de pancoger. Ella está más feliz que nunca: esta mujer de tez blanca y 1,50 de estatura, seguirá luchando como un gigante por el campesinado de su región. “Yo les doy un consejo a todas las mujeres: que se empoderen, no solamente los hombres pueden, nosotras las mujeres también podemos, yo tengo 70 años y a esta edad logré lo que tanto anhelaba, tener tierra para los campesinos”, concluye.

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