Después de 10 años de permanecer en poder del Fondo para la Reparación de Víctimas, el predio La Floresta fue entregado a 35 familias de Asocampesac en el departamento del Cesar. Comenzaron una nueva vida alejadas de la violencia y los fusiles.
Gallinas, cerdos, plátano, ají y pimentón abundan ahora en este predio entregado por la Agencia Nacional de Tierras.
San Martín, Cesar. 20 de septiembre de 2025. @AgenciaTierras.
Omaira Bautista Alfonso aún recuerda el día en el que tuvo que salir huyendo de Arauca, con su esposo y sus hijos, y con apenas algunos enseres en sus manos, desplazada por la violencia. En aquellas tierras llaneras, los combates le arrebataron a su hijo mayor.
Aún con el recuerdo fresco de su hijo muerto y dejando atrás su finca, que con tanto esfuerzo había logrado comprar, llegó al departamento del Cesar. Durante años trabajó como cocinera, jornalera y otros oficios que le permitieron subsistir, pero siempre en tierras ajenas. Sin embargo, hace seis meses, su vida y la de su esposo Pedro Antonio Carreño cambió para siempre. A través de la Agencia Nacional de Tierras -ANT-, Omaira se convirtió en una de las beneficiadas, junto a otras 35 familias, del predio La Floresta, de 399 hectáreas, que durante una década estuvo en manos del Fondo para la Reparación de las Víctimas.
“Mi vida y la de mi familia ha sido muy dura, pero ahora que la Agencia de Tierras y el presidente Petro nos entregó esta tierra, nos cambió la vida. Después de vivir el desplazamiento en el departamento de Arauca, donde perdí a mi hijo mayor y también la finca que con tanto esfuerzo compramos con mi esposo, ahora tenemos un sitio donde pasar el resto de nuestra vida”, expresa en una combinación de nostalgia y alegría, esta campesina de 63 años, integrante de la Asociación de Campesinos y Pescadores del corregimiento Puerto Oculto (ASOCAMPESAC), asociación a la cual fue entregado el predio.

Hoy en La Floresta, tierras bañadas por la quebrada Torcoroma y por un brazo del río Lebrija, abundan los cerdos, las gallinas, y los cultivos de plátano, ají y pimentón. Omaira y Pedro ahora pueden ver correr sus nietos por estas sabanas, con la tranquilidad de saber que nunca más tendrán que volver a salir de ellas, porque, gracias al Gobierno del Cambio, son propias.
“Los otros presidentes no hicieron nada por el campesinado”
Luis María Andrade Mosquera nunca llegó a imaginar que, a sus 75 años, iba a ser propietario de un terreno en Colombia. Durante casi toda su vida fue jornalero, trabajando para propietarios de grandes extensiones de tierra en el Pacífico colombiano, región de la cual tuvo que huir por la violencia. Desde hace seis meses Luis María se convirtió en otro de los nuevos propietarios del predio La Floresta.
Cuando sus años de juventud comenzaban a quedar atrás, Luis se dedicó a la pesca, lo que lo llevó a navegar por ríos y ciénagas en Puerto Berrío, Barrancabermeja; y, en los últimos años, en Puerto Oculto, corregimiento de San Martín.
Luis aún tiene tiempo para el humor, al mencionar que antes pescaba con vigor para el sustento de su familia, pero ahora solo pesca el reumatismo que atribuye al contacto permanente con el agua. Con paso lento, acompañado de un cayado, realiza sin vacilación largas caminatas para llegar cada mañana a cuidar sus 40 matas de plátano, y otro tanto de yuca y ahuyama.
“Ahora tengo tierra para cultivar, entonces yo soy feliz sembrando de todo, aunque me toque lidiar con los achaques de las enfermedades que tengo”, expresa con entusiasmo este hombre que fue “chinchorrero” en Puerto Oculto, donde en décadas pasadas había abundancia de peces y no se poco bastimento se producía. Ahora, para infortunio de la población, se ha invertido la situación porque la pesca es escasa.
Con evidente ilusión y brillo en sus ojos, agradece la oportunidad que le dio el Gobierno del Cambio de adquirir un terreno cuando se encuentra, según él, en el ocaso de la vida.
El coordinador de la ANT en el Cesar, Alcides Rafael Araujo Molina, enfatiza en el trabajo encomiable de la Agencia Nacional de Tierras para seguir devolviéndole al campesinado lo que con lucha y resistencia han reclamado.

“En el Cesar hemos recuperado predios como La Floresta, que pesar de haber sido entregados por actores de la violencia para reparar a las víctimas del paramilitarismo, seguían en poder de particulares. Gracias al trabajo de nuestro director Felipe Harman, en el Cesar hemos recuperado más de 3.500 hectáreas que estaban en la SAE y en el Fondo para la Reparación de las Víctimas, y las hemos entregado a los campesinos cesarenses”, asegura Araújo Molina.
Luis María Andrade sabe trabajar la tierra. Y es enfático en agradecerle al presidente Gustavo Petro y a ANT por esa última oportunidad que le brindaron de tener tierra propia. “Me siento contento, feliz en esta región, gracias a la Agencia de Tierras”, expresa este chocoano de nacimiento con corazón cesarense, quien, a pesar de la edad, va echando para adelante. “El gobierno Petro nos ha ayudado mucho, porque los otros presidentes no hicieron nada por el campesino”, puntualiza este campesino que desea vivir en el predio La Floresta para siempre.