El majestuoso río Güejar, corazón de la zona de reserva campesina
Foto: Ricardo Báez / ANT.
– Con la constitución de la Zona de Reserva Campesina Güejar – Cafre en Puerto Rico, Meta, sus habitantes dejan atrás la historia marcada por el conflicto y le apuestan a la protección del río para garantizar la seguridad alimentaria, cuidar la fauna en vía de extinción y promover el ecoturismo.
Puerto Rico, Meta, 1 de diciembre de 2023. @AgenciaTierras. Ezequiel Arévalo tiene 46 años. Nació en la vereda Bajos Fundadores ubicada en la margen derecha del río Güejar. Allí vivió como campesino hasta el 2003 cuando se desplazó por el conflicto armado.
Años después retornó a su tierra y, desde entonces, es líder ambiental de la Zona de Reserva Campesina Güejar – Cafre, que el 19 de mayo de 2023 recibió el acta de constitución por parte de la Agencia Nacional de Tierras – ANT.
La zona de reserva está ubicada en el municipio de Puerto Rico, departamento del Meta. Tiene una extensión de 33.614 hectáreas + 5.828 m2, hace parte del Área de Manejo Especial del Parque Nacional Natural La Macarena y comprende 15 veredas que están asentadas a lo largo del río Güejar.
Una de esas veredas es Bajo Fundadores. “Hermenegildo Arévalo, mi padre, fundó esta vereda junto con el finado José Toledo”, recuerda Ezequiel, mientras navega su lancha rumbo por las caudalosas aguas y se acomoda la pava sobre su cabeza para protegerse del sol.
En el recorrido, este hombre moreno, de estatura media, nariz puntiaguda y cejas pronunciadas, dice que el Güejar “es uno de los ríos con más biodiversidad en Colombia y es el emblema de la Zona de Reserva Campesina, porque alimenta a nuestras comunidades que sacan el pescado para sus familias”.
Este río nace en el parque natural Páramo de Sumapaz y se extiende sobre el departamento del Meta pasando por los municipios de Lejanías, Mesetas, San Juan de Arama, Vista Hermosa, Piñalito y, finalmente, Puerto Rico donde desemboca en el río Ariari.
En las caudalosas aguas del Güejar, dice Ezequiel, habitan especies como el delfín de agua dulce, el pez valentón, el pez dorado, el pez amarillo, la sardinata, la cachama y el pez rayado. En sus riberas viven especies terrestres como la boruga, el tapir y el chigüiro.
Muchas de estas especies están en vía de extinción, advierte Ezequiel, por eso los integrantes de la Asociación Campesina para la Agroecología y el Comercio Justo en la Cuenca del Río Güejar – Agrogüejar han dedicado parte de su labor a la protección de la fauna y flora.
“Nosotros protegemos el río a través de nuestra asociación Agrogüejar, de nuestras juntas de acción comunal y de nuestra guardia campesina. En el río están prohibidas la pesca comercial y la extracción de especies terrestres”, advierte Ezequiel, quien lleva puesto un chaleco verde con el logo de la asociación: un río azul, un sol amarillo y una tortuga café acompañados de la frase: Si al campo le va bien a la ciudad también.
Para hacer un aprovechamiento sostenible del río, en la Zona de Reserva Campesina únicamente está permitido consumir peces que no están en riesgo de extinción como el bocachico, el yamú y la cachama. Además, la pesca debe ser artesanal y en tiempo de subienda. Entre los meses abril y junio está prohibido pescar, porque ese es el periodo de reproducción de los peces.
Ezquiel cuenta que otra forma de aprovechamiento sostenible es el ecoturismo comunitario. Para desarrollarlo, “creamos una corporación con la que hemos traído turistas de manera gradual, a través de las juntas de acción comunal, y en la que los guías y todo el personal pertenecen a nuestras comunidades”.
Durante años, la idea de hacer turismo en esta zona del río Güejar era casi imposible a causa del conflicto armado, pero la firma del Acuerdo de Paz entre el Estado y las FARC, en noviembre de 2016, y la constitución de la ZRC representan una oportunidad para que los campesinos puedan apostarle a este tipo de iniciativas.
Justamente, la historia de la ZRC Güejar – Cafre está asociada a las dinámicas del conflicto armado en Colombia y al proceso de colonización y ampliación de la frontera agrícola en el Meta. Su origen se remonta al año de 1948 cuando la región se convirtió en refugio para personas desplazadas por La Violencia entre liberales y conservadores.
Situación que se repitió entre las décadas de los ochenta y principios del 2000 con el conflicto entre la fuerza pública, las guerrillas y los paramilitares. Muchos de los prisioneros y víctimas eran lanzados a sus aguas, lo que originó el apelativo de la Laguna de los Muertos a un tramo del río.
El enfrentamiento entre grupos armados, el crecimiento de la población y la profundización de la economía de cultivos de uso ilícito, llevaron a los campesinos a organizarse bajo la figura de Zona de Reserva Campesina como alternativa de vida comunitaria.
En 2011, Agrogüejar presentó al extinto Incoder la solicitud formal para la constitución de la ZRC, la entidad otorgó el aval ese mismo año, pero el proceso se dilató y solo se materializó hasta 2023 en cabeza de la ANT.
Por eso hoy, dice Ezequiel, “agradecemos a la Agencia Nacional de Tierra que nos haya reconocido legalmente como Zona de Reserva Campesina, porque es una lucha que llevaba más de 10 años. Y a través de esta figura queremos generar paz, desarrollo y economía para nuestra región”.