“Es una bendición de Dios”, dice campesina que recibió subsidio para hacerse a tierras
(Neiva, 8 de marzo de 2018 @AgenciaTierras). De todos los hechos de violencia que tuvo que soportar en la inspección San Adolfo del municipio huilense de Acevedo, el que más recuerda Marinella Ortiz se remonta a cuando ella tenía solo siete años.
“Nosotros allá (en San Adolfo) tuvimos como tres ataques de la guerrilla”, explicó Marinella Ortiz, quien hoy tiene 36 años y dos hijos. “Una vez, como nosotros vivíamos a la entrada del pueblito, mi papá escuchó unos ruidos y salió a mirar qué pasaba o a ver si era algún animal”.
Pero no era un animal ni mucho menos. Era la guerrilla. Marinella Ortiz aún recuerda con pavor la orden que los entonces rebeldes le dieron a su padre: “Éntrese (para la casa) que vamos a atacar”.
Era de noche y a todos los Ortiz (los padres, cuatro mujeres y dos hombres) les tocó tirarse al suelo. El piso de la casa era de tierra. Arrastrándose después se metieron debajo de una cama a rezar y, de acuerdo con Marinella Ortiz, “a pedirle a Dios que no nos dejara pasar nada. Eso fue eterno. (La balacera) duró por ahí cinco horas”.
Hoy, Marinella Ortiz no tiene claro cuántos muertos aparecieron tirados en San Adolfo al amanecer del día siguiente. Solo recuerda que hubo víctimas de lado y lado: de las fuerzas del orden y también de la guerrilla.
Finalmente, en octubre de 2002 la familia Ortiz no aguantó más violencia en el pequeño caserío y se vio forzada a desplazarse. Para esa época, también la madre de Marinella Ortiz estaba temerosa de que a los dos muchachos de la casa los reclutara la guerrilla. “Salimos para Neiva, (en calidad de desplazados), solo con lo que llevábamos encima y unas cositas de cocina”, evocó Marinella Ortiz, con la voz entrecortada, durante una reciente entrevista con la oficina de prensa de la Agencia Nacional de Tierras en un pequeño apartamento del barrio Bosques de San Luis de la capital del Huila.
Pero los tiempos han cambiado en Colombia. Tanto que el jueves Marinella Ortiz, dos de sus hermanas y un cuñado recibieron -en un acto celebrado en el centro de Neiva- tres subsidios integrales de reforma agraria por un poco más de 131 millones de pesos para que se hagan a 10 hectáreas de tierra en una zona rural de la localidad huilense de Palermo.
Sin embargo, la historia de esas 10 hectáreas de tierra fue un verdadero calvario para los Ortiz. Hacia 2011, unas 64 familias campesinas presentaron un proyecto para una finca en Santa María, Huila. Pero, según el relato de Marinella Ortiz, el asunto “se estancó” en los vericuetos del desaparecido Instituto Colombiano de Desarrollo Rural o Incoder.
Los Ortiz, no obstante, no cejaron en su lucha por tener una tierra en dónde meterse. Hace tres años, Marinella Ortiz y sus tres allegados, es decir, tres familias, pasaron por separado al Incoder una propuesta para subsidios integrales de reforma agraria.
Para Marinella Ortiz, el tema “por fortuna” terminó en los escritorios de la Agencia Nacional de Tierras que, en escasos 22 meses, le dijo sí a su proposición. Según dijo, el hecho de haber recibido los subsidios “es una bendición de Dios porque la verdad este proyecto me sacaba lágrimas por tantos tropiezos”.
Tropiezos que van quedando atrás porque, al decir de esta mujer de aspecto tranquilo y de hablar pausado, la violencia ha mermado en Colombia gracias al proceso de paz que sellaron el gobierno nacional y la otrora guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia o Farc.
Para ella, que sembrará café en las 10 hectáreas de tierra que ya son de su propietaria, no hay cosa más buena en el mundo que vivir en paz, aunque se lamentó de que el Ejército de Liberación Nacional o Eln siga sembrando el caos y el terror en muchas partes del país. Por eso invitó a los integrantes de esa guerrilla a sentarse con el gobierno y a firmar cuanto antes la paz definitiva para Colombia.
El de Neiva fue uno de los seis eventos que simultáneamente y en el Día Internacional de la Mujer organizó la Agencia Nacional de Tierras en todo el país para entregarles subsidios para tierras a familias campesinas de 23 municipios colombianos.
Según el director de la Agencia, Miguel Samper Strouss, se materializaron así recursos por unos 5.347 millones de pesos para garantizar el acceso a la tierra de 104 familias campesinas que hasta hoy no tenían un predio para trabajar.
En total fueron 770 hectáreas que los campesinos destinarán a proyectos de siembra de yuca, plátano, café, palma, caucho y frutales, ganadería, ganadería de apriscos y cultivos de cítricos, entre otras iniciativas.
En el Huila, otras familias a las que ya les fueron asignados los subsidios están en busca de la finca que quieren comprar con los recursos que otorga el gobierno nacional.