
La ANT trabaja en la elaboración del estudio socioeconómico, jurídico y de tenencia de tierras, a fin de que sirva como base para un eventual acuerdo de ampliación en zona rural de Buenaventura, Valle del Cauca.
Comunidad y entidad avanzan juntas, con optimismo y determinación, hacia este propósito.
Bogotá. 29 de mayo de 2025. @AgenciaTierras.
Si bien la comunidad Nasa Kiwe de La Delfina consiguió la formalización de un territorio con la constitución del resguardo indígena Nasa Embera Chamí de La Delfina (en Buenaventura, Valle del Cauca), a través de la Resolución n.º 099 del 15 de febrero de 2007, este acto benefició en su momento a 276 indígenas organizados en 60 familias.
Sin embargo, la comunidad Nasa Kiwe de La Delfina ha crecido: hoy cuenta con más de 480 personas, distribuidas en 146 familias, aproximadamente. Cuatro años más tarde, en el 2011, buscando pervivir, dio un paso crucial: adquirió el predio La Palma, de aproximadamente 7.47 hectáreas. Esta decisión le permitió seguir en la búsqueda de su seguridad alimentaria y la protección del territorio, así como sentar las bases para un desarrollo integral.

Aunque el predio es propiedad de la comunidad, aún carece de la protección legal plena que otorga el reconocimiento como resguardo indígena. Por ello, le elevó una solicitud formal a la Agencia Nacional de Tierras —ANT—, en el sentido de que busca ampliar su resguardo, constituido en 2007, para incluir las tierras adquiridas en 2011.
Así pues, la ANT, en cabeza de su director general Felipe Harman, aperturó el expediente de ampliación necesario para que la Subdirección de Asuntos Étnicos lleve a cabo el procedimiento, de conformidad con el Decreto Único Reglamentario 1071 de 2015.
Es en este contexto en el que los profesionales de la entidad visitaron la comunidad Nasa Kiwe de La Delfina y el predio La Palma, con el fin de obtener la información topográfica, agroambiental, social y jurídica que permita elaborar el estudio socioeconómico, jurídico y de tenencia de tierras. Servirá como base para el eventual acuerdo de ampliación del resguardo.
“El proceso con el resguardo La Delfina es un buen ejemplo de lo que hacemos desde la entidad y reconfirma nuestro compromiso, como Gobierno del Cambio, con las comunidades indígenas del país”, aseguró el subdirector de Asuntos Étnicos de la ANT, Olinto Rubiel Mazabuel Quilindo.
Contexto histórico
El pueblo indígena Nasa ha estado disperso en el suroccidente del país, y la comunidad Nasa Kiwe se desplazó de su territorio de origen, el norte del departamento del Cauca, hasta el municipio de Buenaventura, en el Valle del Cauca, en donde ha habitado y resistido.
Cuentan cómo, a partir de 1948, ancestros como Evangelista Dagua y su esposa Tránsito Tiafi, Avelino Largo, Primitivo Medina, Manuel Medina, Lorenza Campo, entre otros, arribaron a Buenaventura.
En la década de 1990, los habitantes de las zonas altas del Cañón del Dagua enfrentaron una presión constante de grupos armados al margen de la ley, que insistían en que sus parcelas fueran usadas para cultivos ilícitos. Ante esta amenaza, las familias optaron por reubicarse y construir sus viviendas en la Inspección de Policía de La Delfina, jurisdicción de Buenaventura, buscando mayor seguridad.

También contaron cómo, después de la reubicación y en procura de un mejor vivir, empezaron a desempeñarse como jornaleros en la región y, más tarde, uniendo esfuerzos con colonos y comunidades afrodescendientes, fundaron un pequeño asentamiento bautizado Comunidad.
Con los años, lograron ser autosuficientes e integrarse a dinámicas sociales más amplias. De tal suerte que surgió el comercio de productos agrícolas en el mercado local, un paso que les permitió consolidar su presencia en la zona.
Por consiguiente, explican cómo el desarrollo cultural de los nasas se consolida con el trabajo en la tierra, considerando que después de haber llegado como jornaleros y agricultores a La Delfina y las partes altas, se hicieron a pequeñas parcelas.
Trabajo conjunto
La comunidad y la entidad avanzan juntas, con optimismo y determinación, hacia la meta de concretar la ampliación del resguardo en este 2025. Esperan materializar sus principios ancestrales, contemplados en el plan de vida de reciprocidad, comunitariedad, solidaridad, armonía, equilibrio y equidad.
Cada paso en este proceso fortalece su visión de futuro, y su territorio es el cimiento para preservar su cultura, tejer nuevos sueños y garantizar la prosperidad de sus generaciones venideras.